Después de haber pasado la KX450 2020 por nuestras manos, en Moteo pudimos completar la experiencia sobre la familia KX probando de primera mano la Kawasaki KX250 2020, una moto que llega cargada de novedades respecto a su predecesora. La pequeña de las “hermanas verdes” es una moto que se ha reinventado, cambiando muy significativamente su carácter y su concepto como moto, yéndose a una zona más extrema y en definidas cuentas, más de carreras. Pocas vueltas nos hicieron falta para comprobar que la KX250 2020 es una moto más radical que la mayoría de sus competidoras, pero no por ello menos veloz sobre la pista. Tal vez sea más difícil sacar todo su potencial, pero cuando lo consigues es cuando te das cuenta de que es una cosa: que es una moto rápida… muy rápida.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que la Kawasaki KX250 2020, a diferencia de la “cuatro y medio” es una moto muy renovada, con importantes cambios en todos los aspectos. Cierto es que el mayor de ellos viene en el motor, que condiciona completamente el carácter de la moto, pero eso no hace que el resto sean insignificantes. De hecho, todos esos cambios han ido en la misma dirección y buscando el mismo efecto. Esta dirección no es otra que la de hacer que la moto sea una moto mucho más enfocada a la competición, aunque como contrapartida se haya convertido en una moto mucho más exigente a la hora de pilotarla y sacarle el partido.
El propulsor de la KX250 ha recibido un rediseño en profundidad, que ha dado como producto una nueva culata. El accionamiento de las válvulas ha cambiado para permitir una mayor entrega de potencia a altas revoluciones, siendo este efecto el buscado principalmente. Para conseguirlo, también se han modificado el diámetro del pistón y la carrera de este, agrandándose y reduciéndose respectivamente para favorecer la respuesta en la parte alta. De la misma manera, se han mejorado los conductos de admisión para conseguir un mayor efecto en este sentido.
El motor es uno de los mayores responsables del cambio de “actitud” de la KX250, que se ha convertido en una moto más potente y más radical
Sin embargo, no se puede tener todo en la vida y lo que para unos será una gran noticia, para otros puede suponer una dificultad. Si tenemos en cuenta a los pilotos más rápidos, con mayor experiencia y que busquen una moto competitiva, potente y con un pilotaje agresivo, la Kawasaki KX250 2020 es una de sus mejores opciones. Si tenemos en cuenta a los pilotos con menos experiencia, menos técnica y con un nivel más amateur, la KX250 2020 puede ser una moto difícil de llevar. La consecuencia de conseguir una moto que se pilote muy rápido en la zona alta de las revoluciones es que en bajos e incluso medios no tenga una entrega de potencia destacable, al contrario que sucedía con su predecesora. Esta “radicalización” ha convertido a la KX250 en una moto muy rápida a costa de hacerla una moto muy exigente, al más puro estilo racing.
Una vez asimilado esto, es mucho más fácil disfrutar de ella. El truco está en llevarla siempre alta de revoluciones, jugando para ello con el cambio de marchas. Hay que estar muy atento para no dejar que el régimen caiga en exceso, pero cuando lo consigues la moto sale de las curvas muy bien, demostrando una rapidez elevada. Es en esas aceleraciones cuando aparece la potencia bruta del motor, que estira mucho según vas subiendo marchas y lo llevas al límite. Uno de los puntos que podría mejorar en ese aspecto es la suavidad del cambio de marchas, que no acaba de ir lo bien y preciso que va el de la KX450.
A la hora de valorar la manejabilidad y el comportamiento de la moto en las curvas, el chasis e hace notar. El bastidor de aluminio de la moto japonesa es estrecho y da ligereza, lo que se agradece mucho en los cambios de dirección e incluso en el aire. Lo mejor es que esta manejabilidad no afecta a la estabilidad ni en curvas rápidas ni en curvas más lentas. En parte, esa ligereza del conjunto se consigue gracias a lo que para nosotros es uno de los puntos débiles de la moto: la ausencia de motor de arranque. Si bien ayuda a reducir el peso del motor, tener que recurrir a la pata de arranque es una clara desventaja frente a muchas de sus rivales, sobre todo en caso de caída en carrera.
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El chasis es estrecho y la moto ligera, lo que permite que sea muy manejable sin perder estabilidad
Por su parte, el sistema de frenos incorporado en la Kawasaki KX250 2020 trabaja de manera positiva, manteniendo una potencia de frenado muy buena pero sin perder la sensibilidad en la maneta de freno delantero. Esa sensibilidad no es tan grande en el tren trasero, aunque sigue manteniendo un nivel más que aceptable de serie.
Otra de las novedades de la versión 2020 es la incorporación de la horquilla y el amortiguador de la firma Kayaba. Mientras que la suspensión trasera trabaja muy bien, la delantera puede llegar a resultar un tanto seca en algunos momentos, aunque en general su comportamiento es bueno absorbiendo bien tanto las irregularidades como las caídas de los saltos y puede ajustarse completamente para conseguir un resultado mejor con un poco de trabajo de puesta a punto.
A la hora de trabajar en esa puesta a punto, la Kawasaki KX250 2020 abre un abanico de posibilidades inmenso. Empezando por los ajustes más sencillos, destaca que la altura de las estriberas pueda ser regulada al igual que la posición del manillar, que nos permite colocarlo en cuatro posiciones diferentes para que encontremos la postura que mejor se adapte a nuestra estatura y nuestro estilo de pilotaje. A buscar esa posición ideal también ayuda la forma y el mullido del asiento, sobre el que es muy fácil moverse. Así mismo, al margen de los ya mencionados ajustes de las suspensiones, tenemos la opción de elegir tres curvas de potencia diferentes. La manera de hacerlo, mediante la instalación de clemas, no permite que se cambien en marcha.
En el campo de la electrónica, la KX250 2020 cuenta con diferentes sistemas como el cambio de mapas del motor o el Control de Salida
Con el mapa suave, la respuesta del motor es muy dosificable, aunque perjudica todavía más la entrega en bajos y medios. La estándar hace que los bajos mejoren algo, teniendo fuerza en altos. Ya con la curva más agresiva es cuando la moto se muestra realmente como es, con sus luces y sus sombras como ya hemos contado. Aun así, es siempre positivo poder trabajar en este aspecto para sacar el mejor rendimiento a la moto en cualquier terreno. Para los que estas tres opciones sean pocas, Kawasaki pone a su disposición un kit de calibración de la ECU con el que se pueden cambiar numerosos parámetros si se tienen conocimientos sobre ello. Otro de los sistemas electrónicos que pueden venirnos muy bien es el del Control de Salida, que suaviza la entrega de potencia para poder optimizar la tracción en la arrancada.
A pesar de que en una moto pensada para la competición no es uno de los campos más importantes, la estética de la KX250 2020 es todo un acierto. Su línea afilada hace que la moto sea muy llamativa, a lo que ayuda su predominancia del color verde en todos los plásticos incluidos los portanúmeros a excepción de los protectores de la horquilla, del cárter y del freno trasero que son negros. Sus formas dejan clara la actitud agresiva de la moto con un simple vistazo.
Como conclusión, podemos decir que la KX250 2020 es una moto que ha nacido para la competición. Esa búsqueda de la velocidad y la potencia en las carreras condiciona totalmente su personalidad, siendo una moto que no es fácil de exprimir y que los menos expertos pueden encontrar complicada. Eso sí, también hay que reconocer que si se exprime bien y se adopta un pilotaje agresivo, puede convertirse en una moto digna de ser campeona y muy divertida.
Equipación: Casco Scorpion ExoVX-16 Air