A la hora de circular por la ciudad en moto, puedes tomártelo como un mero medio de llegar del punto A al punto B y hacerlo, seguramente, de la manera más rápida y empleando el menor tiempo posible, como si fuera un trámite. Pero también existe otra manera de hacerlo, intentando pasártelo bien durante ese tiempo, intentando disfrutarlo. Ese espíritu es con el que se ha desarrollado la MITT PK MAX 125, una moto que combina dos conceptos de manera muy hábil. Por un lado, deja claro que quiere ser algo más que un simple medio de transporte, quiere ser una moto que permita disfrutar sobre ella. Por otro, deja claro que una moto de precio muy contenido no tiene por qué ser una moto poco atractiva visualmente. El resultado de esa combinación es una moto de 125 c.c. capaz de atraer miradas…
…Y esas miradas se vuelven pensando que puede tratarse de una moto de mayor cilindrada. Lo cierto es que en la marca española han jugado muy bien sus cartas y han intentado que su MITT PK MAX 125 luzca como si fuera una moto naked deportiva de cilindrada media. Esa es una de sus principales armas, ya que debemos reconocer que en el segmento de las motos cuya conducción está permitida con el carnet de coche son dos los principales motivos de compra, siendo uno el precio y otro la estética.
Para potenciar al máximo este plano, en MITT han sido muy pragmáticos, buscando una moto con una base aceptable y añadiendo detalles que hacen que aumente su atractivo. La moto tiene una línea naked deportiva en la que predominan tres aspectos de manera rápida. El primero de ellos es su faro frontal de LED que dibuja una llamativa M, el segundo es el llamativo “bastidor multitubular” y el tercero es el asiento. Mientras que el faro y el asiento dejan ver totalmente su esencia y dejan clara igualmente su funcionalidad, ese bastidor multitubular pintado en rojo que tanto resalta no ejerce ninguna función estructural, siendo un añadido estético que a nuestro juicio es bastante acertado.
La MITT PK MAX 125 es una moto que busca llamar la atención visualmente y lo consigue con conjunto atractivo y diferentes detalles
Así mismo, el guardabarros trasero es de dos piezas, siendo la parte trasera flotante y la parte delantera anclada de la manera convencional al inicio del basculante. Otro detalle a tener en cuenta es el del cuadro de instrumentos LCD, que con un fondo negro nos informa de la velocidad, el rango de revoluciones, la hora, la distancia recorrida, el nivel de gasolina que hay en el depósito de 13,5 litros y la marcha engranada.
El subchasis y, sobre todo, el asiento, son dos de las partes más elaboradas de la moto, aportando un toque moderno al diseño. Dicho asiento es de una única pieza, siendo continuada la zona del conductor con la del pasajero separadas únicamente con la forma. El asiento es de una dureza agradable y aunque no es muy espacioso, para usuarios de estatura y contorno dentro de la media aporta una comodidad más que suficiente. A que esa comodidad se mantenga durante el uso aunque sea prolongado ayuda también la posición de conducción, en la que las estriberas no están ni muy altas ni muy retrasadas, y el manillar es lo suficientemente alto como para no exigir una postura forzada en los brazos.
Lo cierto es que una vez en marcha, la MITT PK MAX 125 es una moto agradable de conducir. Uno de sus principales rasgos dinámicos es la ligereza, que aporta un buen grado de confianza al mover la moto en los cambios de dirección, al hacerla girar y también al callejear. Su hábitat natural, en el que mejor se desenvuelve, es la ciudad. Y eso no es casual, ya que se debe a una serie de parámetros como el bajo peso de 135 kg, las comedidas dimensiones generales de la moto y la contenida altura del asiento, que permite llegar muy fácilmente al suelo en paradas y semáforos.
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El motor no es de los más potentes del segmento, pero aun así se desenvuelve bien en ciudad y pequeños tramos de carretera
Por su parte, el motor refrigerado por aire funciona de manera suave y progresiva. Su potencia, de 6,8 kW (algo más de 9,2 CV) es algo justa si se quiere dar un uso más interurbano a la moto, pero aun así es capaz de alcanzar velocidades ligeramente superiores a los 100 km/h en tramos llanos de autopista y de hacerlo sin llegar a la parte más comprometida del cuentarrevoluciones. El secreto de que la moto se desenvuelva bien en ciudad y a la vez pueda exponerse a carretera abierta sin forzar el motor es el escalonado de las relaciones de cambio. Mientras que la primera velocidad es corta para aportar una buena salida desde parado, el resto de marchas van abriéndose bastante, llegando a una cuarta y una quinta que desahogan sensiblemente el motor aunque se reduzca también el empuje como es lógico en un motor de potencia reducida y baja cilindrada. En cuanto a la caja de cambios, trabaja de manera adecuada al igual que el embrague, pudiéndose engranar suavemente las marchas tanto en subida como en bajada.
A la hora de pensar en las suspensiones, en MITT decidieron dotar a la PK MAX 125 de una horquilla telescópica invertida y de un amortiguador trasero unido al basculante de manera directa y que se encuentra prácticamente escondido bajo el subchasis y sus tapas laterales. En un uso cotidiano, ambos componentes cumplen perfectamente su cometido, aportando un toque de dureza que ayuda a potenciar el estilo deportivo de la moto. Tanto en frenadas como en la toma de curvas y absorbiendo irregularidades de la carretera –en estas se nota más dicha dureza sin llegar a ser incómodo- la moto se mantiene estable y equilibrada, sin hacer significativas transferencias de peso.
En cuanto a los frenos, la PK MAX 125 opta por una pinza delantera de doble pistón y anclaje axial y una pinza monopistón trasera, ambas comandadas por el sistema de frenada combinada que hace que independientemente de la bomba que accionemos, la frenada se reparta automáticamente entre los dos trenes. Eso hay que tenerlo en cuenta sobre todo al frenar con el trasero, ya que hace que el freno delantero también muerda considerablemente. Uno de los puntos a tener en cuenta en este aspecto es la distancia de la maneta de freno delantera, que para gente con las manos pequeñas puede quedar algo lejos.
Pues bien, a todo esto hay que sumar uno de los mayores alicientes que podemos tener a la hora de considerar la compra de una moto: el precio. En MITT han querido que la PK MAX 125 sea una moto accesible y para ello, su precio es ligeramente inferior a los 2.500 euros, una cantidad muy competitiva dentro del segmento.