Uno de los términos que suena mucho en la cocina moderna es el de “trampantojo”, pero aunque a muchos esta palabra les sueno sólo de los fogones, lo cierto es que es una técnica a la que el arte ha recurrido mucho y que consiste, ni más ni menos, en engañar a la vista haciéndonos creer que estamos viendo una cosa cuando en realidad, estamos viendo otra muy diferente. Pues bien, ese concepto podría encajar perfectamente con esta Kawasaki Z900 RS Performance con la que hemos pasado unos días en Moteo y que hemos podido probar en profundidad.
Y es que, aunque de un vistazo rápido nos dé la impresión de que estamos ante una moto clásica, la realidad es que la Kawasaki Z900RS es una moto moderna que se viste de esta manera para meterse de lleno en el segmento de las motos neo retro. El secreto está bajo su estética de moto de los años 70 y 80, donde se esconde la base de la Kawasaki Z900 que ha sido empleada para conseguir unos resultados más que satisfactorios y para ofrecer una sensación que queda de manera recurrente cada vez que te bajas de ella: la de querer más.
Si ya peinas canas y te han gustado las motos desde siempre, tal vez esta Z900RS no te resulte completamente nueva. Y eso tiene una explicación sencilla, ya que está basada en la Z1, moto de la que toma el concepto y la estética a modo de homenaje. Tanto la naked de los años 70 como la Zephyr de los 90 convirtieron esa línea en toda una institución y la misión de esta moderna Z900RS es la de continuar esa leyenda. Eso sí, que la moto tenga línea de moto clásica no significa para nada que lo sea, ya que si admitimos eso tenemos que admitir que la Z900 es una moto de esa categoría… y claramente la naked de la firma japonesa que sirve como base en casi todos los apartados para la RS es lo más opuesto a ese término.
La Z900RS combina los puntos de dos motos clásicas de Kawasaki con los de una de sus joyas más recientes y modernas
El primero de esos apartados que comparten la Z900 y la Z900RS, aunque no de manera completa, es el motor. El tetracilíndrico de 948 centímetros cúbicos en línea que tan buenos resultados ha dado a Kawasaki se incorpora en este modelo retro con determinadas modificaciones que van encaminadas a potenciar su carácter y su estética. Por un lado, en su parte superior se han simulado unas aletas de refrigeración por aire que aportan un acertado tono estético a la moto y que a nuestro gusto, hacen que gane.
Por otro, su potencia se ha visto reducida, entregando 110 CV. Sin embargo, esta pequeña reducción de potencia no influye apenas, ya que a cambio el motor tiene una entrega y un par más que significativos en la parte baja y media del cuentarrevoluciones. Esta operación tiene todo el sentido del mundo, ya que la Z900RS no es una moto concebida para un uso tan deportivo como el de su hermana. Si por el contrario queremos estirarlo hasta la parte alta del cuentarrevoluciones, notaremos que el motor sube sin remolonear aunque tenga algo menos de empuje arriba, quedándonos con la sensación de que podría seguir subiendo de revoluciones cuando llega al límite en el que se corta esa progresión de manera electrónica. Para llevarlo en la zona que toca la caja de cambios de seis marchas y el embrague antirrebote asistido serán nuestros mejores aliados.
Uno de los más claros indicadores del concepto más tranquilo de la Z900RS se nota precisamente antes de comenzar la marcha. Su posición de conducción es significativamente relajada, con un manillar ancho y alto que invita a conducirla muy erguido, en una postura que descarga los brazos y la espalda. Además, este manillar permite ejercer la fuerza necesaria sobre el tren delantero sin esforzarnos, consiguiendo un control apropiado. En este sentido también aporta su granito de arena el asiento de piel, que es plano, amplio y con un mullido correcto. Pero no se queda sólo ahí, ya que también le da un toque visual atractivo a la moto estando perfectamente integrado en el diseño. Además, hay que destacar que al comprar la moto tendremos la opción de elegir entre el asiento alto o el bajo, algo que será de gran ayuda a los usuarios y usuarias de menor estatura. Como es lógico en una moto de este estilo, la protección aerodinámica es nula, por lo que habrá que tenerlo en cuenta si planeamos hacer muchos kilómetros seguidos para contar con la lógica fatiga que notaremos como consecuencia del viento sobre nuestro cuerpo.
El carácter relajado de la Z900RS se nota nada más subirse a ella, pero no debemos descuidarnos, ya que sigue siendo una moto potente y con empuje
En la parte ciclo, tanto el bastidor como el basculante se conservan respecto a la Z900, pero la suspensión delantera tiene un comportamiento diferente en esta RS. La moto es estable en todo momento y tiene un aplomo muy interesante tanto en un uso más diario en ciudad y autopista como en tramos de carreteras convencionales a los que se suele recurrir más en los fines de semana para obtener una mayor diversión con su conducción. Aunque no es una moto ligera con sus 215 kg en orden de marcha, este peso no se siente excesivo en ningún momento más allá de alguna entrada en curvas más cerradas, en las que parece que nos va a costar meter la moto aunque sea una mera percepción que luego no se materializa en los siguientes metros.
Tal vez en eso también influya el comportamiento de la horquilla delantera de 41 mm de diámetro que para nuestro gusto es un poco blanda sobre todo si se quiere “apretar” un poquito. Este ajuste, que está obviamente destinado a hacer la moto más cómoda en el día a día, tampoco supone un inconveniente mayor que el de ajustar la horquilla si vamos a rodar más rápido. Con unas cuantas vueltas de precarga mejoraremos mucho en este aspecto, en el que también influirá el tamaño y peso del usuario. Por su parte, el amortiguador trasero trabaja discretamente, lo cual es indicativo de que está en sintonía con la moto de manera muy equilibrada.
En cuanto a los frenos, para el tren delantero la Kawasaki Z900RS confía en dos discos delanteros de 300 milímetros de diámetro que son mordidos por sendas pinzas de cuatro pistones y de anclaje radial, siendo radial también la bomba cuya maneta puede ser regulada. Este conjunto es muy intuitivo y tiene un rendimiento completamente apropiado para la moto, consiguiéndose una potencia de frenado adecuada con un tacto positivo. Como no puede ser de otra manera, tanto el freno delantero como el trasero están gobernados por el ABS.
El acabado Performance lleva a la moto japonesa a ganar enteros estética y sonoramente
A la hora de valorar el equipamiento de la moto, tenemos que dejar claro que la unidad de pruebas que hemos disfrutado es la versión Performance, que a la Z900RS de serie le añade el escape Akrapovic y unos topes anticaída que a la par que discretos pueden resultar muy útiles para proteger el motor si nuestra Kawasaki Z900RS decide tumbarse más de la cuenta. Con estos dos elementos añadidos, estéticamente la moto se ve mejorada y también lo hace en cuanto al sonido, pero la modificación mantiene intacto el conjunto. Tanto el depósito, característico en forma de lágrima al igual que otras Kawasaki clásicas, como la cubierta de la parte trasera y de los laterales refuerzan el estilo clásico al que se contraponen los faros delantero y trasero de tipo LED. Así mismo, el cuadro de instrumentos combina dos cuerpos analógicos con una pequeña pantalla central que los une de LCD en la que encontramos la información de la temperatura, el combustible, los kilómetros recorridos, la marcha engranada y el nivel de control de tracción seleccionado. Así mismo, podremos ver algunos valores, como el consumo medio, que en nuestra prueba se mantuvo entre los 5,3 y los 5,5 L/100 KM.
Lo cierto es que la Kawasaki Z900RS nos ha parecido una moto muy equilibrada para un uso diario combinado con escapadas más enfocadas a la diversión, defendiéndose muy bien en ambas circunstancias. Eso sí, está destinada a los que buscan ese tipo de moto pero a la vez buscan una moto con personalidad y con una estética determinada sin mirar el precio como el factor más definitivo. Estando disponible en tres colores diferentes, la versión Performance va desde los 13.058 hasta los 13.358 euros, mientras que la versión estándar es prácticamente 1.000 euros más barata en esas tres mismas tonalidades.
Casco: Bell Bullit
Chaqueta: Hevik Mustang
Guantes: Tucano Urbano Gig
Botas: Seventy Degrees SD-BC7