Pocas motos imponen más al verlas que la Suzuki V-Strom 1050 XT. Sin embargo, esa sensación de ser una moto enorme e ingobernable dura únicamente el tiempo que tardas en acercarte, subirte a ella y, sobre todo, ponerla a recorrer kilómetros. Es en ese preciso instante, cuando sales a carretera, cuando te das cuenta de la capacidad que tiene la adventure japonesa de hacer que los kilómetros se recorran sin darte cuenta, con una gran facilidad y comodidad a sus mandos. Y es en ese mismo momento cuando te olvidas de que vas subido en una moto de casi 250 kg de peso y en la que no llegas al suelo fácilmente si no eres de estatura elevada. Todas esas dudas que puedes tener antes de subirte a ella desaparecen y sólo te queda una sensación: la de disfrutar de cada metro recorrido. Al fin y al cabo, lo que queda muy claro es que esta Suzuki V-Strom 1050 XT es una TRAIL con mayúsculas, diseñada para hacer cortas las distancias largas y hacerlo provocando una sonrisa bajo el casco.
Si hay algo que queda claro cuando ves la Suzuki V-Strom 1050 XT es que se trata de una moto cuyo hábitat natural es el de la carretera, lejos de la ciudad. Eso sí, también hay que reconocer que la maxi trail japonesa puede resultar un poco complicada al principio en ciudad pero que en poco tiempo se puede manejar razonablemente bien en un uso urbano, más aún si nuestra estatura es la adecuada para llegar bien al suelo en los semáforos y paradas. Este es el único punto en el que la V-Strom no destaca y no lo hace por pura lógica, ya que no ha sido concebida para disfrutarla en las calles ni mucho menos. A partir de ahí, una vez abandonemos la jungla urbana, no parará de sorprendernos… y para bien.
Lo primero que hay que dejar claro es que la V-Strom 1050 XT es la versión más avanzada y sofisticada, dejando atrás a su hermana estándar en cuanto a electrónica y equipamiento se refiere tanto en la electrónica como en otros detalles entre los que destacan las ruedas de radios o las defensas del motor. Tomando como base el modelo anterior, en Suzuki han trabajado intensamente y el resultado es una moto mejorada en prácticamente todos los sentidos. Mientras que la parte ciclo se mantiene prácticamente igual, tanto el motor como la electrónica dejan atrás a su predecesora sin mucho esfuerzo. Este motor bicilíndrico ofrece la más que suficiente cifra de 107 CV de potencia, teniendo también la opción de recurrir a una versión limitable para el carnet A2.
Buena parte del trabajo de rediseño del propulsor ha ido destinado a adaptarlo a la normativa Euro5, aunque en el proceso se ha hecho que gane enteros y aporte más brío en la parte alta del cuentarrevoluciones, habiendo desplazado su parte más enérgica a los medios y altos en detrimento de los bajos. Sin embargo, es igualmente cierto que el motor se muestra muy elástico y con fuerza en cualquier momento, siendo esto una gran ayuda tanto para hacer adelantamientos como para las carreteras más reviradas, en las que las recuperaciones que el propulsor es capaz de hacer sorprenden.
El motor ha recibido un gran trabajo de rediseño para adaptarlo a la normativa y hacerlo además más rápido y dosificable
Otro de los puntos fuertes del motor es su suavidad, a lo que contribuyen diversos factores. Uno de ellos viene del acelerador electrónico, que permite una aceleración muy suave y precisa sea cual sea la posición en la que tengamos configurada su actuación. Con tres modos disponibles, podemos elegir la respuesta que más nos guste yendo del modo más “sport” al más conservador. Así mismo, contamos con tres posiciones de control de tracción que además puede ser desconectado para un uso más “offroad”. Los otros dos componentes que ayudan en este aspecto son el embrague con asistencia (SCAS) y la caja de cambios, funcionando ambos de manera muy suave pero a la vez precisa. Una de las ayudas electrónicas que tiene la V-Strom 1050 XT viene precisamente en la arrancada, ya que incorpora un sistema de asistencia para el arranque en pendiente que hace mucho más sencilla esa tarea y que se nota de manera efectiva. Todos estos sistemas electrónicos y otros que veremos posteriormente funcionan gracias al cerebro de la moto, la Unidad de Medida Inercial que recoge toda la información.
Una vez en carretera, la Suzuki V-Strom 1050 XT se desenvuelve a la perfección, tanto en autopista como en carreteras convencionales e incluso en puertos de montaña. En esos tres escenarios, la trail nipona nos dejó muy buenas sensaciones en todos y cada uno de sus apartados. Además del comportamiento ya descrito del motor, la XT demostró tener un muy buen apartado ciclo, con un bastidor y unas suspensiones que trabajan muy bien en conjunto. Tanto a alta como a baja y media velocidad la moto es muy intuitiva y ágil, pudiendo modificar las trayectorias sin mayor problema tanto para realizar adelantamientos como para encadenar secuencias de curvas con sus consecutivos cambios de dirección. Esto que a priori no debe parecer complicado es en realidad algo muy difícil de conseguir en una moto que roza los 250 kg y de estas dimensiones. Y lo es más aún ya que a la par muestra una gran estabilidad en curvas rápidas y en autopista, absorbiendo todas las irregularidades del asfalto sin apenas notarse.
Tanto en carreteras de curvas como en autopista, la V-Strom mantiene una agilidad y aplomo destacables
Para ello, la V-Strom confía en un chasis de doble viga de aluminio y en unas suspensiones firmadas por Kayaba, siendo la horquilla delantera regulable en extensión, compresión y precarga y el amortiguador trasero progresivo en precarga y extensión. De serie, el reglaje de las suspensiones resulta apropiado para un piloto de 1,80 metros de estatura y 88 kg de peso, pero contar con tantas posibilidades ayuda a encontrar el reglaje óptimo para cada usuario y para cada uso que se le quiera dar a la moto.
En el aspecto de la frenada, la V-Strom se desenvuelve con soltura, aportando su doble disco delantero con pinzas radiales de 4 pistones una potencia de frenado más que suficiente y que en ningún momento se viene abajo por fatiga con un uso razonable. El tacto de la bomba de delantera es preciso y suave, siendo su maneta regulable. Por su parte, el freno trasero tiene también un buen tacto y una buena potencia para ayudarnos a detener la moto sin abusar del freno delantero. En este campo la electrónica también tiene su sitio, con el ABS configurable en dos posiciones de mayor o menor intrusismo y el asistente de frenada que evita que el tren trasero se levante en frenadas fuertes, consiguiendo que las dos ruedas se queden en contacto con el suelo a costa de reducir automáticamente la presión del freno delantero.
Por último, cabe destacar el buen resultado de uno de los factores más importantes en este tipo de motos y que a la vez es recurrentemente uno de los que menos miradas atrae: la ergonomía. La V-Strom 1050 XT nos ofrece una posición de conducción muy cómoda para hacer kilómetros sobre ella, con un manillar a la altura correcta y una colocación de las piernas apropiada. La protección contra el viento de la pantalla frontal es realmente efectiva, sobre todo en la posición más extendida, y los cubremanos también son de gran ayuda, agradeciéndose su presencia ante todo cuando haga frío. Por su parte, el asiento es cómodo y amplio, tanto en el puesto del conductor como en el del pasajero. Otro de los sistemas que hacen sumar enteros es el control de crucero, que sin duda hace los viajes más cómodos y ayuda a mantener el consumo a raya, con unos valores que en nuestro caso hemos situado cercanos a los 4,8 L/100 km.
El nivel de equipamiento de la trail japonesa es elevado, con diferentes sistemas de electrónica y otros pensados para hacerla más cómoda y resistente
Sin lugar a dudas, la Suzuki V-Strom 1050 XT ha demostrado ser una gran opción para todos los amantes del trail que quieran disfrutar de sus viajes, ofreciendo una relación calidad precio más que apropiada para sus 14.629 euros de PVP.
Moto cedida por Suzuki Center Madrid
Casco: Scorpion EXO-3000 Air
Pantalones: Invictus