Como todo en la vida, a la hora de hacer una inversión hay que plantearse si gastar el dinero que requiere es buena idea o no. Desde luego, el mundo de las eléctricas continúa su evolución, pero cada vez hay más destellos que apuntan a que podrían no ser tan buena opción si nos fijamos en el plano económico. Responder a la pregunta de si son rentables las motos eléctricas requiere de un análisis en varios aspectos.
Para saber si son rentables las motos eléctricas hay que plantear el dilema en dos campos. El primero de ellos, a nivel de las marcas que las producen. El segundo, a nivel de los usuarios que las compran pensando en el ahorro que les va a suponer o en las ventajas de movilidad que les va a ofrecer su nueva montura.
En el primero de los campos, las cosas parecen no ser el oasis que se supone que deberían ser. En las últimas semanas hemos ido conociendo diferentes casos que invitan a pensar que fabricar y vender motos eléctricas no es tan sencillo a la hora de cerrar las cuentas. Si hace pocos días Seat anunciaba que no seguiría vendiendo sus MO, ahora es la británica Arc Motorcycles la que echa el cierre.
Esto se suma a la tendencia negativa en ventas de las motos eléctricas que mes tras mes acumulan datos negativos. Basta con ver la comparativa de marzo de 2024 para apreciar una caída del 40%. Marcas como Silence también han sentido profundamente esta situación, que se ve todavía más agudizada cuando se trata de marcas que enfocan sus motos hacia un aspecto más premium. Es muy difícil encontrar clientes para motos que no son baratas y tienen muchas limitaciones.
Las ventas en España llevan meses cayendo fuertemente, lo que puede dar pistas acerca de si son rentables las motos eléctricas
Fabricar motos de estas categorías -que acaban siendo caras respecto a sus competidoras con motores de combustión interna- es todo un reto y hacer que los usuarios apuesten por ellas está siendo todo un quebradero de cabeza para muchas firmas. A pesar de ello, hay numerosas marcas asiáticas con productos más económicos que mejoran en algo esos resultados, sin ser desde luego un revulsivo para el mercado, que cada vez muestra más signos de agotamiento que ni las renovadas ayudas del estado están paliando.
Bajando al punto de vista del usuario, discernir si son rentables las motos eléctricas debe hacerse desde dos frentes diferentes. En el puramente económico es costoso llegar a compensar las diferencias de precios respecto a las motos de gasolina equivalentes. Una Yamaha NMax 125 puede conseguirse por poco más de 3.000 euros, mientras que una moto que pueda competir con ella y sea eléctrica no es fácil encontrarla por menos de 4.500 o 5.000 euros, incluyendo las tan populares ayudas del estado que en ocasiones tardan años en retornarse y que además hay que tributar perdiendo una parte sustancial de lo aportado posteriormente.
Por mucho que la electricidad sea más barata que la gasolina, lo cierto es que si metemos todo en las cuentas, económicamente no es fácil hacer que una moto eléctrica supere en el conjunto a una moto convencional, lo que podría hacer que mucha gente abandone la idea de sumergirse en la denominada “movilidad sostenible”. Si entramos en los aspectos como la reducida autonomía, que hacen que la mayoría de motos eléctricas equivalentes a las 125 c.c. de gasolina lleguen muy justas si vivimos fuera de la ciudad, todavía es más complicado.
Lo que sí tienen a su favor este tipo de motos es que carecen de restricciones por su ausencia de emisiones contaminantes. Eso hace y sobre todo hará cada día más que llegado el momento sean la única alternativa si queremos llegar a algunos lugares a las horas que queramos.
En cualquier caso, viendo que en muchas circunstancias no son rentables las motos eléctricas aunque en otras sí lo sean, lo que parece claro es que el modelo actual no acaba de encajar. ¿Serán los implicados y los responsables políticos capaces de revertir esta situación o acabarán siendo residuales las motos de este tipo en nuestras carreteras?