A lo largo de mi vida, pocas veces, muy pocas, he desaprovechado la oportunidad de subirme a una moto que de antemano sé que va a ser divertida. Pues bien, con la Ducati Streetfighter V4 S no es que me haya divertido, es que me he divertido mucho. Pocas veces se puede disfrutar de una moto tan brutal como esta. Al fin y al cabo, salvando ciertas distancias, es una naked que viene directamente de una moto concebida para correr en el Campeonato del Mundo de Superbikes y eso se nota en todos y cada uno de sus apartados.
Porque sí, el motor es propio de una bestia, pero todos los demás componentes acompañan a ese propulsor para que el conjunto esté a la altura y la moto funcione como un reloj. Al fin y al cabo, si hay algo que queda claro desde ya antes de subirse a la Ducati Streetfighter V4 S es que te vas a subir en una moto que tiene muy pocas rivales en el mercado, si es que tiene alguna que pueda estar a su altura. Eso sí, también hay que tener claro que no se trata de una moto para la cual todo el mundo esté capacitado y que para poder exprimirla con seguridad y en buenas condiciones hace falta mucha experiencia y un nivel medio-alto. En definitiva, hacen falta unas buenas manos…
Y si digo que hacen falta unas buenas manos es porque sus 208 CV de potencia no son una broma. Para entender esa espectacular cifra y el por qué de esos más de 200 CV hay que remontarse al origen de la naked italiana. Debe quedar claro que no es una naked diseñada desde cero, es una naked que resulta de coger la Ducati Panigale V4 S que compite en el Campeonato del Mundo de Superbikes y en otros campeonatos nacionales bajo los mandos de pilotos como Scott Redding o Chaz Davies entre otros y quitarle el carenado con algunos otros pequeños ajustes.
A grandes rasgos, esa transformación ha buscado mantener inalterada al máximo la Panigale para conseguir el resultado más espectacular y “salvaje” posible, algo que bajo mi punto de vista los responsables de Ducati han conseguido con creces. Coger una moto nacida para la competición, quitarle algunas fibras y cambiar los semimanillares por un manillar es una operación arriesgada, pero hay que reconocer que en esta ocasión la jugada les ha salido muy bien, ya que la Ducati Streetfighter V4 S es una de las motos más excitantes que he podido llevar en toda mi vida.
Eso sí, no hay que caer en la tentación de pensar que la Streetfighter es una moto poco trabajada, ya que no es así. Aunque el grueso del trabajo se hizo para su hermana Panigale, la hypernaked italiana también ha sido cuidada como bien demuestran su frontal y sus paneles laterales, que mantienen la estética radical que nos pone en preaviso del tipo de moto del que estamos hablando. Como consecuencia del paso al estilo naked, el conjunto se nota mucho más compacto que la Panigale y eso se traduce también en una agilidad superior tanto a baja como a alta velocidad.
El manillar ancho es una de las piezas clave que ayudan a ganar agilidad y control sobre la Panigale
Aunque parezca un elemento poco importante, buena parte de la responsabilidad de esa agilidad de la Streetfighter V4 S recae en su manillar ancho y alto, que nos permite hacer fuerza sobre la dirección de manera sencilla y a la vez, mantener una posición elevada del cuerpo. Pero no debemos caer en el error de pensar que la Streetfighter es menos deportiva por ello, ya que aunque no vayamos excesivamente desplazados hacia el tren delantero la postura es la necesaria para poder ir rápido tanto en carretera como en circuito y puede llegar a cargarnos los brazos después de un tiempo conduciéndola, siendo poco cómoda para estar mucho tiempo sobre ella. También se nota la compacidad del motor V4 Stradale de 1100 centímetros cúbicos, gracias a la cual la moto es relativamente estrecha. Para las personas de estaturas contenidas, esto también es algo positivo, ya que no es muy difícil llegar al suelo al no necesitar una gran apertura de las piernas cuando se está sentado sobre el asiento. Sin lugar a dudas, eso es un punto beneficioso a la hora de circular en poblados o ciudades.
Aunque no es su entorno natural, la Streetfighter se defiende bastante bien en zonas urbanas
Llegados a ese momento, la Ducati Streetfighter V4 S se enfrenta a un gran examen. Todos sabemos que una moto con 208 CV y con 199 kg en orden de marcha puede ser un misil en carretera abierta, pero… ¿qué pasa con ella al llegar a zonas urbanas? Pues bien, la respuesta de la naked italiana es muy sutil y dosificable. Aunque se nota que no es el entorno donde se encuentra más cómoda, la Streetfighter se deja llevar con suavidad incluso en marchas largas cuando vamos despacio. En buena medida, el gran par que tiene el motor incluso a bajas revoluciones nos ayuda a que la moto salga muy fácil, pero las ayudas electrónicas también hacen su trabajo para mantener todo bajo control. Si no fuera por ella, sería bastante difícil salir de un semáforo con suavidad y con las dos ruedas en el suelo, pero gracias al sistema heredado de las motos de MotoGP de la marca de Borgo Panigale es una misión sencillísima.
Ahora bien, que la moto sea muy fácil de llevar callejeando no significa que no sea una auténtica bestia en carretera abierta o en circuito. Es ahí donde se quita la careta y deja ver todo su potencial, dando la impresión de ser una moto que no se acaba nunca por más que forcemos tanto a nivel ciclo como a nivel motor. Cambiando el modo de conducción y poniendo el más deportivo, la aceleración de la moto es simplemente brutal, estando llena desde la parte baja del cuentarrevoluciones pero dando una patada increíble cuando se alcanzan las 9.000 revoluciones por minuto. En ese punto, hay que hacer dos cosas con todo nuestro empeño: agarrarse al manillar y mantener la dirección de la moto de manera firme para que el rumbo no varíe y siga enfocado hacia la salida de la curva. En esas aceleraciones, sorprende la personalidad de la Streetfighter V4 S, que siempre pide más.
Ir engranando las marchas es una tarea realmente sencilla gracias al Quick Shift que actúa tanto en subida como en bajada de manera muy precisa. Otros sistemas como el Control de Tracción EVO 2, el Control de Deslizamiento o el Anti-wheelie también están siempre alerta para evitar que todo se descontrole en cuestión de milésimas de segundo. A esa ayuda electrónica se une la aerodinámica que aportan las aletas que están instaladas a ambos lados. Si bien su actuación no es claramente identificable, ayudan a marcar aún más el ADN de la moto. Lamentablemente, incluso en la versión S que probamos son de plástico, algo que no desluce el conjunto pero que debería revisarse en una moto de esta categoría y de ese precio.
Esa velocidad hace surja un problema fácilmente: se llega muy pronto a la siguiente curva. Es precisamente la gestión de ese momento la que más experiencia requiere para evitar sustos, aunque tenemos que tener claro que tampoco estamos solos en ese punto, ya que el Control de Freno Motor, las suspensiones electrónicas Öhlins NIX30 y los frenos Brembo con un tacto preciso hacen su trabajo de manera impecable permitiendo detener la moto en un espacio más que razonable sólo al alcance de las motos más deportivas del mercado.
Una moto tan potente necesita que el chasis y los frenos estén a la altura, algo que consigue la hypernaked italiana
Teniendo ya claro que el comportamiento de la Streetfighter, es importante valorar los detalles de su equipamiento tecnológico compuesto por las ópticas Full LED y el cuadro de instrumentos TFT a color de 5 pulgadas que nos da toda la información necesaria, que en algunos momentos puede llegar a ser compleja por todos los parámetros mostrados y a través de los cuales podemos ir navegando con los diferentes botones de la piña izquierda. Además, nuestra unidad estaba equipada con el doble escape Akrapovic, una de las piezas más atractivas del catálogo de accesorios que potencia el ya de por sí sobrecogedor sonido del motor.
En definitiva, la Ducati Ducati Streetfighter V4 S es una moto radical y no apta para todos los públicos por los motivos que ya hemos comentado y por uno igual o más importante: el económico. Los casi 26.000 euros que cuesta la versión S son los culpables de que no sea precisamente una moto accesible, pero es igualmente cierto que merece la pena gastarse los algo más de 3.500 euros extra respecto a la versión estándar que no cuenta entre otras cosas con la suspensión electrónica. Pero si eres uno de los afortunados que pueden permitírsela y que está capacitado para llevarla, la única pregunta que me queda por hacerte es… ¿en qué color la quieres: roja o negra?