Una moto de carreras siempre es cara, sea de la categoría que sea. Sin embargo, si nos vamos a la más alta competición, los costes se disparan rápidamente. ¿Sabrías decir cuánto cuesta una MotoGP?
Está claro que correr en moto no es una de las actividades más baratas que puedas afrontar. Sobre todo si decides pasar de los campeonatos nacionales y saltar directamente a MotoGP. Si ese es tu sueño, ya puedes empezar a ahorrar. Y a buscar un sitio cómodo, ya que cuando sepas cuánto cuesta una MotoGP posiblemente necesites sentarte un rato…
Para empezar, toda moto de competición que se precie debe tener un motor rápido y potente. El de una MotoGP es quizás uno de los más avanzados tecnológicamente, lo que lo convierte en caro. El precio de un propulsor de la categoría reina del motociclismo puede llegar perfectamente a los 250.000 euros.
Otra de las partes más avanzadas de una MotoGP es su sistema electrónico. Poder gestionar al completo el carácter el motor, la respuesta del acelerador, el control de tracción en cada curva o la gestión del freno motor requiere de una compleja ECU que reciba y procese la información recogida por todos los sensores. Este complejo sistema de sensores, cables y ECU tiene un coste aproximado de 100.000 euros. Cabe destacar la pantalla LCD, con un precio de 2.500 euros o cada uno de los sensores, que pueden alcanzar los 1.000 euros.
Correr es muy importante en las carreras, pero igual de importante es frenar. Pocas cosas hay más extremas que los frenos de una MotoGP. Desde que se implantaron los frenos de carbono, las frenadas se han hecho cada vez más cortas y potentes, siendo realmente fácil salir volando por delante de la moto si no se está bien preparado. Para detener una moto a más de 350 km/h, todo debe funcionar a la perfección. Y esa perfección no es precisamente barata. Un kit de frenos delanteros con 3 pares de pinzas, 3 cilindros, 10 discos de carbono y 28 pastillas cuesta 70.000 euros, aunque en muchos casos esas cantidades no son suficientes para completar toda la temporada y se deben comprar más unidades.
Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que cada vez que un piloto se cae, dentro del box a más de uno le caigan gotas de sudor frío por la frente. Un simple arrastrón puede traducirse en un gasto de 15.000 euros en carenados, estriberas, semimanillares, bombas de freno… A partir de ahí, cada vuelta que de la moto sobre la grava o el asfalto produce un goteo incesable de euros. En una caída fuerte, con daños en llantas, discos de freno, suspensiones, radiador, sensores… la cuenta puede ascender fácilmente a los 100.000 euros. Pero ese no es el peor caso, ya que si el impacto es lo suficientemente grave como para dañar el chasis, el basculante o el motor, la caída puede salir por nada menos que medio millón de euros.
Con todo esto, tener un equipo de MotoGP puede suponer un brutal desembolso. El alquiler de las motos para un piloto, incluidas mejoras pero sin incluir el recambio, cuesta aproximadamente dos millones de euros. A partir de ahí, hay que sumar los posibles daños a lo largo de la temporada y otros gastos derivados de los kilómetros recorridos por las motos durante el año.
Fotos: Repsol Media