Hablar de Moto Morini es hablar de una de las marcas relacionadas con las ruedas más longeva del mundo a día de hoy. A lo largo de estas décadas el mundo ha ido evolucionando y el catálogo de la firma italiana se ha ido adaptando a las diferencias entre los viajes que se hacían en la década de los 60 y los que se hacen ahora.
1937 es el año en el que Alfonso Morini decidió convertirse en el orgulloso propietario de su marca de vehículos en Bolonia (Italia). Pocos meses después, ya en enero de 1938, Morini arrancó la producción de triciclos de media y alta cilindrada aprovechando sus 15 años de experiencia previa, lo que convirtió a Moto Morini en una reputada marca. Sin embargo, los planes de Alfonso y de los técnicos de los que se rodeó se vieron modificados por la irrupción de la Segunda Guerra Mundial, que además de poner el mundo patas arriba en lo humano también modificó profundamente el tejido empresarial, que tuvo que adaptarse a las ingentes necesidades del conocido esfuerzo de guerra.
Si la guerra lo cambió todo, la posguerra no fue menos, convirtiéndose en una oportunidad para los visionarios que identificaron los cambios necesarios en la sociedad y en la economía. Ahí, Alfonso Morini supo partir de cero y apostó por los motores de 125 centímetros cúbicos de 2 tiempos con sencillas mecánicas para en 1946 lanzar su primera moto. A partir de ese momento, la firma transalpina comenzó una carrera de evolución en la que sus modelos se retroalimentaban para ir creciendo en motorizaciones y también en versiones, ya que en múltiples ocasiones se utilizó bases iguales que con diferentes modificaciones daban lugar a modelos deportivos y turismo.
De la 125 Turismo a la X-Cape: 76 años de vida
Tras sus primeros años en la década de los 40, en los que una moto se consideraba deportiva teniendo algo más de 5 CV de potencia, Moto Morini fue haciendo crecer su gama sumergiéndose en el mundo de la competición y también en los motores de cuatro tiempos. Durante todos esos años los modelos enfocados al día a día mantuvieron su importancia gracias al espíritu inconformista y aventurero de sus usuarios.
Extendida por buena parte del mundo -incluido el continente americano y cómo no el europeo- y gracias también a su presencia en las carreras, Moto Morini se convirtió en una de las marcas más conocidas y reputadas de las siguientes décadas. España no fue una excepción y aunque eran tiempos complicados para importar cualquier tipo de objeto, los años 60 y 70 vieron como algunos precursores disfrutaban de sus motos para viajar. Eso sí, requerían de una dosis de valentía, ya que en esos tiempos las motos no ofrecían comodidad alguna debido a la sobriedad de sus diseños y componentes.
Estas motos no contaban ni con grandes suspensiones ni con asientos cómodos o manillares ergonómicos, por no hablar de la protección aerodinámica o de asistentes de seguridad como sí tienen hoy en día. Unos pocos tubos soldados y algunos componentes más eran suficiente para construirlas, siendo su conducción de todo menos relajada y fácil para cubrir grandes distancias.
Moto Morini: quiebra y resurgir
Desafortunadamente, las décadas de los 80 y 90 supusieron un grave bache para Moto Morini, que tras haber lanzado años antes su mítica 3 ½ y tras haber hecho crecer sus modelos con motores de cilindradas más altas se vio envuelta en problemas que llevaron prácticamente a su desaparición. Aunque en 2005 se trató de recuperar, no fue hasta 2013 cuando se le dio un empujón algo más fuerte con modelos nuevos. Finalmente, en 2018 el grupo Zhongneng Vehicle la adquirió y con ello llegó un nuevo resurgir en el que se encuentra actualmente inmersa con diferentes propuestas como la Calibro o la X-Cape, su moto más viajera.
Si bien sus antecesoras no ofrecían ni comodidad ni ayudas de ningún tipo a la hora de viajar, esta adventure tiene diferentes características que la posicionan como una de las opciones más atractivas de su categoría. Desde su motor bicilíndrico de 60 CV hasta sus suspensiones Marzocchi y Kayaba, pasando por su ABS Bosch o sus frenos Brembo, la X-Cape está diseñada para hacer fácil su conducción. Para ello, su manillar es regulable y su asiento puede ser reducido en altura hasta los 820 milímetros. De la misma manera, su pantalla TFT de 7 pulgadas cuenta con sistema de navegación integrado y conectividad mediante Bluetooth. Décadas de evolución plasmadas en un diseño que ya nada tiene que ver con las pequeñas Moto Morini de los 40.