Análisis MotoGP 20: carreras desde el sofá

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MotoGP 20
En estos momentos en los que muchos de nosotros no podemos disfrutar de nuestras motos en la realidad, ha llegado como salvador el MotoGP 20. Tal vez no podamos dedicar tiempo a nuestras motos reales, pero sí podemos dedicárselo –y mucho si disponemos de él- a pilotar motos virtuales. Aunque lo cierto es que la última edición de la saga MotoGP es mucho más que simplemente pilotar…
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En nuestro caso, hemos podido probar la versión de PlayStation 4 del videojuego MotoGP 20. Aunque cada plataforma adapta al juego diferentes aspectos en función de sus capacidades, esta es una de las más completas y potentes. Tras descargar el juego e instalarlo, llega por fin el momento de empezar a meternos de lleno.

Antes de jugar

Lo primero que hay que decir es que con sus múltiples opciones, lo de iniciarlo y ponernos a rodar es sólo una posibilidad. Antes de empezar a jugar podemos configurar múltiples aspectos además de los obvios referentes a la dificultad, niveles de simulación y diferentes ajustes del juego. Al margen de estos detalles, tenemos la herramienta de configuración estética tanto de nuestro piloto como de nuestra moto y equipo.

Además de tener la posibilidad de configurar nuestra nacionalidad, rasgos físicos, número e incluso el estilo de pilotaje tenemos la opción de personalizar nuestro casco con el editor gráfico. En este punto, tenemos múltiples soluciones y el resultado depende únicamente de nuestra creatividad y del tiempo que queramos dedicarle. Lo cierto es que el resultado se ve reflejado no sólo durante el juego sino que también se refleja en todas las animaciones, desde el proceso de salida o entrada a boxes, la formación de la parrilla de salida y las celebraciones.

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También debemos elegir con qué condiciones queremos jugar en cuanto a la dificultad. Al igual que en otros títulos de Milestone como el Ride3, elegiremos el nivel de la IA ajustándolo hasta un 120%, pero también elegiremos el nivel de simulación, el nivel de severidad de dirección de carrera con las sanciones, el proceso de desgaste y consumo de neumáticos y gasolina (real o proporcionado a la duración de la carrera) y el nivel de gestión electrónica.

Con todo esto, llega el momento de decidir cómo jugamos. Por un lado tenemos los modos rápidos típicos (Gran Premio, contrarreloj y campeonato) en los que será cuestión de simplemente “pilotar”. Por otro, tenemos el también típico modo de trayectoria en el que nuestro piloto irá progresando. Si optamos por este modo, elegiremos la categoría en la que queremos empezar, estando las tres disponibles, y posteriormente ficharemos de manera automática por uno de los equipos que se nos ofrece, siendo algunos reales y otros inventados. Así mismo, podremos ponernos a los mandos de una de las motos clásicas (500 2T y MotoGP de la primera era) y disfrutar de ellas de la manera más nostálgica.

A la hora de elegir equipo, tendremos diferentes ofertas económicas tanto de fijos como de bonus por resultados y también diferentes exigencias. Esto es un factor a tener en cuenta ya que dependiendo de los créditos que tengamos podremos contratar a unos técnicos o a otros, a nuestro propio mánager e incluso podremos pagar la cláusula de rescisión de nuestro contrato para cambiar de equipo e invalidar un contrato previamente firmado. En cualquier caso, todo un elaborado sistema de gestión de la trayectoria al margen de las pistas que aporta un buen grado de realidad si buscamos algo más que simplemente “rodar”.

Una vez en pista

No nos engañemos, todo lo anterior suma puntos pero lo que realmente queremos todos es ponernos a los mandos de la moto ya. Lo ideal es pasar por las tres categorías para disfrutar de cada una de ellas y también para acostumbrarnos a la dinámica del juego, a sus lógicas y a cómo funciona en realidad. Por ello, lo mejor es comenzar con las Moto3 para ir escalando categorías.

Tanto las Moto3 como las Moto2 son motos fáciles de llevar, demasiado incluso para nuestro gusto. Es realmente imposible sufrir un “highside” con ellas, incluso en agua, aunque es más sencillo perder el tren delantero. En cualquier caso, en estas dos categorías la cosa es bastante sencilla y una vez conseguido un buen paso por curva, ir rápido es muy simple.

La cosa cambia cuando subimos a MotoGP. El sistema de simulación en este caso tiene cosas buenas y cosas no tan buenas, con comportamientos de la moto difíciles de ver como realistas en algunas situaciones. Aquí la cosa se complica bastante para ser rápido y es imprescindible dar vueltas y vueltas para poder plantar cara a los rivales si jugamos con una dificultad elevada.

Uno de los puntos más ambiguos en las MotoGP es la frenada, en la cual es prácticamente imposible que la rueda trasera no se levante de manera exagerada. Por suerte, cambiando la configuración de la moto (desde el tamaño de los discos de freno hasta compuestos más duros del neumático delantero) se puede solucionar en parte. Esta dificultad para frenar contrasta con la exagerada capacidad y velocidad de giro de la moto, sobre todo hasta que nos acostumbramos no sin antes más de una caída en las que la moto se va dañando tanto estéticamente como funcionalmente.

A partir de ahí, es ir jugando y disfrutando sin perder de vista la gran cantidad de parámetros que podemos tocar tanto en marcha como en boxes. Desde el nivel de control de tracción, antiwheelie, freno motor y mapa de consumo hasta niveles de gasolina en el depósito o nivel de desgaste de los diferentes neumáticos de los que disponemos al igual que sucede en la realidad. Cabe destacar el buen trabajo de Milestone al implementar un desgaste dividido entre las distintas zonas del neumático y cómo se nota.

A nuestro criterio, una de las mejores características del videojuego MotoGP 2020 es la actitud de los pilotos controlados por la IA. Es sorprendente ver como intentan evitar el contacto a toda costa, modificando sus trayectorias, abriéndose si los adelantamos de manera ajustada e incluso frenando si les cortamos la trayectoria. En ese contexto, también es muy positivo que los contactos tengan consecuencia, tanto a nivel de caídas como a nivel de desperfectos en nuestra moto que afectarán a su rendimiento hasta que los reparemos.

En cualquier caso, lo que queda claro después de haber probado en profundidad el MotoGP 20 es que los diseñadores de Milestone han dado un gran paso adelante, a pesar de que sigue teniendo algunos aspectos en los que mejorar sobre todo en la simulación y en cuanto a los gráficos del entorno en los circuitos. Desde luego, es un juego completo y muy entretenido, capaz de enganchar y de hacernos pasar horas delante de la consola pensando en la siguiente carrera. Sin lugar a duda, una buena inversión para todos aquellos seguidores de las carreras que quieran vivirlas desde dentro.