Si eres seguidor de la firma española habrás notado que en los dos últimos años sus modelos nuevos han ido cambiando el paso para traer un nuevo enfoque a su gama. Con cada nueva incorporación al catálogo sus responsables fueron haciendo que la marca creciese en todos los sentidos, llegando el primer punto de inflexión el año pasado. Ahora, a punto de empezar la temporada 2025, la nueva MITT GT-K supone otro punto muy destacable dentro de la corta historia de la marca. Sin duda eso quedó claro en la jornada de presentación a la prensa especializada nacional en la que tuvimos la oportunidad de conocerla a fondo.
Equipamiento:
Casco: Ruroc Atlas 4.0 Trac Tricolore
Botas: O´Neal RCX Urban
Hace aproximadamente un año probamos la MITT 555 TT, una adventure para usuarios del carnet A2 que marcó ese punto de inflexión al que nos referimos. Pocos meses después, también probamos la 808 Big Foot, una moto de estilo custom que atrajo miradas y que dejó claro que en MITT querían más. Ahora, esta GT-K se ha convertido en una de las armas principales que tendrá la firma de Jets Marivent para entrar de lleno en la pelea con los mayores.
¿La receta para conseguirlo? Pensar a lo grande. Esta tourer ha sido diseñada con un doble objetivo. Por un lado, se ha buscado una moto accesible como hace siempre MITT. Por el otro, se ha apostado por traer a España una moto con una calidad nada despreciable tanto en el diseño de la moto como en sus acabados y, sobre todo, en sus componentes.
La MITT GT-K tiene un buen listado de componentes de primeras marcas
Antes de arrancarla la MITT GT-K llama la atención. Para algunos, lo llamativo será su estética, voluminosa en la parte delantera y más afinada en la trasera aunque cuenta con dos maletas laterales que ayudan y mucho a la hora de llevar equipaje. Para los que se fijen más en los detalles, habrá dos cosas que acaparen su atención: los frenos y los neumáticos.
Sólo de un vistazo queda claro que con esta moto los responsables de MITT han ido a por nota. El doble disco delantero de 298 milímetros de diámetro trabaja en conjunto con dos pinzas de anclaje radial y una bomba también radial. Estas pinzas y esta bomba, al igual que las traseras, están firmadas por Brembo, una marca fuera de toda duda. De la misma manera, los neumáticos que calza en sus dos ruedas son los Pirelli Angel Gran Turismo, otra muestra de nivel.
Eso sí, aunque esos sean los componentes de primeras marcas más visibles no son los únicos. Las suspensiones están fabricadas por Showa aunque no llevan marcado su logotipo. De la misma manera, tanto el sistema de gestión electrónica del motor como el sistema de ABS de doble canal están desarrollados por la firma alemana Bosch. Teniendo todo esto en cuenta, el salto de nivel de la GT-K es más que evidente. ¿Se nota esto también en marcha? La respuesta es muy clara y sencilla: SÍ.
La MITT GT-K es una moto hecha para disfrutar de ella de manera relajada
En su interior, la GT-K guarda un motor bicilíndrico en línea con un calado de 180º, lo que trae de la mano una respuesta relajada y progresiva. Este propulsor entrega 75 CV de potencia, siendo esta una cifra que permite una conducción relajada y tranquila, que es el objetivo que persigue la moto. ¿Significa eso que no se le puede “apretar” un poco? No, si quieres estirarlo y llevarlo fuera de su zona de confort también puedes hacerlo en búsqueda de una conducción algo más deportiva.
La respuesta al acelerador es muy suave tanto si se va a altas revoluciones como si se circula en la parte baja del tacómetro. Eso sí, si la dejamos caer por debajo de las 3.500 revoluciones por minuto tendremos que ser pacientes con la recuperación, ya que en esa zona es donde menos cómodo se encuentra el motor. Es en medios donde más se le puede pedir, teniendo en cuenta obviamente el tipo de moto que tenemos entre manos.
Para poder extraer todo su potencial a este bicilíndrico la mejor ayuda es la de la caja de cambios, que con sus seis marchas bien escalonadas nos permite llevar la moto como queramos. Su funcionamiento es impecable, de la misma manera que el del embrague antirrebote. Un buen funcionamiento durante una conducción suave y lenta es fácil de conseguir, pero este conjunto funciona igualmente bien cuando se quiere sacar todo lo que tiene el motor en una conducción más agresiva.
La parte ciclo mantiene muy bien el tipo
Esa misma filosofía de ofrecer una conducción relajada es la que sigue la parte ciclo de la GT-K. Esta tourer es una moto diseñada para ser accesible y lo es en varios sentidos, siendo su conducción uno de ellos. Hay varios elementos responsables de ello, siendo uno el chasis deltabox de aluminio. El centro de gravedad de la moto es bajo y eso hace que moverla entre curvas sea sencillo, al igual que hacer una entrada rápida.
Obviamente, la moto tiene sus inercias, pero teniendo en cuenta que se trata de una moto de dimensiones grandes y que en orden de marcha supera los 250 kg, se mueve realmente fácil. Una vez que estamos en las curvas, independientemente de que sean rápidas o lentas, la moto mantiene bien la trayectoria sin ningún problema. La distancia entre ejes es de 1.465 milímetros, permitiendo a la vez esa agilidad en cambios de dirección con la estabilidad necesaria a la hora de hacer curvas a alta velocidad.
Al margen del bastidor, hay tres elementos que marcan el buen funcionamiento de la GT-K en carretera. El primero de ellos -y para mí el más destacable- es el equipo Brembo de frenos. Su potencia es sobresaliente y se puede clavar la moto sin ningún problema. Además de esa potencia de frenada, el tacto es impecable y por si fuera poco, no sufre apenas de fatiga aunque durante la ruta que hicimos en la jornada de presentación del modelo a través de innumerables carreteras reviradas en La Alcarria (Guadalajara) la exigencia fue alta.
También mostraron un nivel de desempeño impecable los neumáticos, esos elementos que a menudo se suelen pasar por alto a pesar de que condicionan sustancialmente el rendimiento y la seguridad de una moto. La tourer GT de MITT confía en los Pirelli Angel Gran Turismo y el resultado de esa elección es muy positivo, ya que transmiten confianza desde el primer momento aunque el asfalto no se encuentre en el mejor estado. La frenada y el paso por curva son meros trámites gracias al buen trabajo del neumático delantero, que me dejó una muy buena sensación.
Por su parte, las suspensiones de la GT-K merecen un análisis en profundidad. Aunque no hay muestra externa de ello, la producción corre a cargo de Showa y en trazos generales, cumplen de sobra con su cometido en una conducción relajada. El tarado del amortiguador trasero y de la horquilla es algo blando, lo que es ideal para ir cómodo. Si le queremos pedir algo más, ese tarado blando hace que tengamos más transfers de peso, notándolo en mi caso más a la hora de frenar con un ligero hundimiento rápido en el primer recorrido de la horquilla. Dicho esto, ese comportamiento de las suspensiones no enturbia para nada al conjunto. Además, la horquilla tiene capacidad de regulación en compresión y en precarga de manera muy sencilla. No tan sencillo es aumentar la precarga del amortiguador porque no es fácilmente accesible, pero igualmente se puede cambiar su precarga.
La comodidad es una de las claves de la MITT GT-K
Si hay algo que prima en una moto hecha para hacer cientos de kilómetros sobre ella es el confort. La comodidad no sólo hace que se pueda disfrutar más el recorrido, sino que también reduce la fatiga y eso siempre es importante. En este aspecto, la GT-K se desenvuelve muy bien, ya que su posición de conducción es erguida y permite llevar los brazos y la espalda relajados con el uso de unos manillares elevados.
El asiento, que viene con sorpresa como veremos después, es amplio y no especialmente blando, pero sí cómodo como pudimos comprobar tras cuatro horas de uso prácticamente ininterrumpido. El triángulo manillar-asiento-estriberas es correcto para gente de media estatura, pero si tienes una envergadura mayor puede que notes que las estriberas están un poco altas en recorridos más largos. La altura del asiento es de 780 milímetros, lo que permite llegar al suelo con los dos pies con una altura poco superior a los 1,70 metros. Esto ayuda mucho sobre todo en la circulación por ciudad y por poblado, donde la moto se lleva tan fácilmente como en carretera.
Un punto a favor de la moto de la marca española es la protección aerodinámica del frontal, que es amplio y que tapa bastante del viento. A la protección del carenado se suma la de la pantalla parabrisas frontal, que además tiene regulación eléctrica de la altura. Con unos botones ubicados en la botonera central se puede extender y retraer, cubriendo razonablemente bien el cuerpo y, dependiendo de tu altura, algo de la cabeza.
El equipamiento de la MITT GT-K no se queda atrás
Llegados a este punto es el momento de hablar de un apartado que cada día que pasa tiene más importancia si cabe, el del equipamiento. En ese aspecto la GT-K no se queda atrás. A los ya mencionados componentes se unen otros muy diversos, teniendo cada uno su función. Por ejemplo, los puños y el asiento del conductor calefactables te van a ayudar a no pasar demasiado frío, algo a lo que también pueden ayudar las salidas de aire direccionables (como las que utilizan los coches para la calefacción o el aire acondicionado) que se encuentran en la tapa del carenado y que pueden recircular el aire caliente del motor hacia las piernas o hacia el exterior directamente, dependiendo de la posición en las que las pongamos.
Otro de los sistemas que equipa la moto es el de centralización de las aperturas de las maletas laterales, el depósito de gasolina y el asiento. De esta manera, con llevar el dispositivo Smart Key en el bolsillo será suficiente para acceder a todos estos compartimentos pulsando los botones correspondientes de la consola central.
En la parte frontal tenemos un enorme cuadro de instrumentos TFT que muestra toda la información necesaria en sus 12,4 pulgadas de tamaño. A esta “mega pantalla” se suman los dos laterales que recogen los testigos luminosos habituales, como los intermitentes, el aviso de falta de aceite del motor o el de las luces o incluso el de error de presión en los neumáticos, que se enciende cuando se encuentran por encima o por debajo de lo recomendable. A su lado disponemos de una doble toma USB para poder cargar nuestros dispositivos móviles, que podremos conectar con la pantalla.
Además de esto, la moto nos ofrece algunos otros detalles, entre los que destacan las defensas laterales delanteras y traseras que ayudarán mucho a minimizar daños si algún día se nos vuelca la moto o si tenemos alguna caída moderada. Los faros LED y los reguladores de posición de las manetas de freno y embrague completan la lista.
Esta tourer ha llegado para quedarse y para seguir lanzando las ventas de MITT
Con todo esto en el saco, no queda sino reconocer que la MITT GT-K es una moto que llega sin complejos preparada para luchar de tú a tú en el mercado ofreciendo algo que no es nada fácil de encontrar a día de hoy entre las marcas rivales de la firma española. Su precio oficial es de 11.945 euros y ya está disponible en color azul o negro en los concesionarios de MITT en España y Portugal.