Ponte en esta situación. Eres un usuario que acaba de sacarse el carnet A2 y quieres una moto que sea tu primera compañera de viaje, que puedas usar en tu día a día para desplazarte de manera normal pero que también te sirva para pasarlo bien en los fines de semana. Tu presupuesto no es muy elevado pero aun así quieres una moto que tenga una buena calidad y que cuente con componentes de marcas con experiencia y buen nivel. Para cumplir con esas expectativas nació la Brixton Crossfire 500, una de las motos más interesantes que puedes encontrar si encajas en ese perfil pero que no queda para nada descartada si tu perfil es el de un usuario experimentado que quiera una moto sencilla y económica para disfrutar de un paseo tranquilo sobre ella.
Casco: Scorpion EXO-HX1 Carbon SE
Pantalones: Racered Clypse
Botas: O´Neal RCX Urban
<<Hacer una moto que sea económica, cuente con componentes de primeras marcas y sea atractiva no es una misión fácil, pero los ingenieros de Brixton lo consiguen con la Crossfire 500>>
Cuando eliges una moto para comprártela, puedes hacerlo por diferentes razones. Puede que sea porque su estética te enamora, porque buscas sus prestaciones, porque su precio te parece el ideal para tu bolsillo… o puede que sea por la combinación de todos estos motivos y alguno más en su justa medida. Ese es precisamente el caso de la Brixton Crossfire 500, una moto que combina una buena posición en diferentes aspectos clave para conseguir un resultado atractivo para los usuarios del carnet A2.
Conseguir un equilibrio entre todos esos campos no es una misión para nada sencilla, pero hay que reconocer que los responsables de Brixton –marca perteneciente al grupo austriaco KSR- lo hicieron muy bien con la que es la primera integrante de la familia Crossfire, que ha ido creciendo con el tiempo y ampliando su espacio en los mercados con otros modelos como la 500 XC o la Crossfire 125. El resultado es una moto que se defiende muy bien la mires desde el ángulo que la mires.
Sin lugar a dudas, uno de sus apartados más potentes es el estético. En este aspecto, la Crossfire 500 apuesta por la sencillez del estilo neo retro pero llevándolo a su terreno y potenciando la parte moderna por encima de la antigua. Si bien su faro es algo más convencional en este sentido, su depósito de gasolina con su característica forma de “X” estampada en los laterales y su parte trasera con un colín inexistente y un asiento que se ve delimitado por la dimensión del subchasis trasero sí que son más llamativos respecto a algunas de sus rivales. Por su parte, el escape con su forma y su color acaba de dar un toque distintivo a la moto austriaca, sumando puntos a su personalidad.
<<El motor bicilíndrico de 47 CV empuja y se desenvuelve muy bien tanto en ciudad como en carreteras rápidas y reviradas>>
Una vez puestos en marcha, el motor bicilíndrico es el que gana peso sobre el resto de componentes. Con sus 47 CV de potencia se queda casi al límite del máximo permitido por ley para que la moto pueda ser conducida con el A2. Aunque para algunos esta cifra pueda parecer corta, lo cierto es que el propulsor de la Crossfire 500 se desenvuelve muy bien independientemente del ambiente en el que nos movamos. En ciudad y a baja velocidad es agradable, suave y cómodo.
Ya en carreteras rápidas o autopistas es cuando da su verdadera cara a conocer, permitiendo incorporaciones y arrancadas rápidas “sin despeinarse” y siendo capaz de lanzarnos a las velocidades máximas permitidas en cuestión de segundos. Sus recuperaciones no están nada mal teniendo en cuenta sus limitaciones lógicas, jugando en este sentido a su favor su configuración bicilíndrica. Aprovecharlo es sencillo gracias a su caja de cambios de 6 marchas, que trabaja de manera normal y sin sobresaltos en combinación con un embrague que permite hacer cambios rápidos y precisos tanto en subida como en bajada. Su consumo declarado es de 4 litros cada 100 kilómetros recorridos, siendo mínimamente superior el real en nuestra prueba.
Es en la parte ciclo donde encontramos el mayor número de componentes de marcas de primer nivel en las que KSR confió para equipar a la Crossfire. Las suspensiones –horquilla invertida y amortiguador firmados por KYB- son regulables, trabajando bien con el tarado que viene de serie en la moto. Este tarado es bastante neutro, ni muy duro ni muy blando, por lo que si nuestra conducción pretende ser más deportiva endurecer los ajustes un poco no nos vendrá nada mal. Igualmente, los frenos de la firma española JJuan actúan bien sin buscar tampoco un rendimiento deportivo. Los latiguillos metálicos son aun así un acierto, ya que aunque no se busque apurar cada frenada de manera prolongada siempre es positivo saber que los frenos van a estar ahí cuando los necesitemos sin fatiga. Los neumáticos Pirelli y el ABS Bosch completan el conjunto de elementos de primer nivel funcionando de manera correcta ambos.
Lo cierto es que la Brixton Crossfire 500 se encuentra muy bien en carretera abierta y en vías rápidas. En ciudad hay momentos en los que a baja velocidad da la sensación de que la moto tiende a cerrar la dirección debido a su peso y a su gran radio de giro, pero una vez controlado ese factor lo podemos aprovechar a nuestro favor para hacerla girar “en un palmo”. A velocidades más elevadas la moto se mantiene muy estable, dejándonos siempre la sensación de que se puede ir mucho más rápido con ella en las curvas abiertas y en las rectas.
Esa confianza se mantiene en zonas más reviradas, siempre siendo conscientes de que no vamos subidos en una moto deportiva. Una de las ventajas de que no lo sea es la posición de conducción, relajada y cómoda para la espalda, las piernas y los brazos. Algo diferente pasa con el asiento, que en tramos prolongados puede ser algo más incómodo. A la hora de llegar al suelo, este asiento puede poner las cosas más difíciles a los usuarios de estaturas cercanas al 1,65, aunque con unos centímetros más de estatura las dimensiones de la Crossfire son perfectas.
En definitiva, la Brixton Crossfire 500 es una moto que explota muy bien sus puntos fuertes y que lleva el estilo neo retro a un punto intermedio para ser una moto accesible, llamativa y económica.