Con una moto tan espectacular como la cruiser alemana, es difícil hacer una preparación que mejore el resultado, pero eso es lo que ha conseguido con la BMW R 18 Dragster Roland Sands. El prestigioso preparador norteamericano ha dado una vuelta de tuerca a la nueva R 18 para conseguir una moto espectacular y cargada de sorpresas.
Si de inicio se tiene una moto espectacular, es fácil que si se decide hacer una preparación artesanal el resultado sea espectacular y cuanto menos, llamativo. Eso es lo que debió pensar Roland Sands a la hora de comenzar con uno de sus últimos proyectos, la BMW R 18 Dragster. Para llevarla a cabo, el preparador estadounidense y su equipo trabajaron desde el papel para conseguir una moto que no sólo fuese bonita, sino que también cumpliese con las características de una dragster.
Para ello, trabajaron intensamente tanto en el chasis como en el motor bóxer de 1.800 c.c., al que incorporaron un sistema de óxido nitroso que aumentase su rendimiento y lo hiciese más rápido. Eso supuso todo un reto, ya que al incorporar este sistema y también sustituir el sistema de escape al completo el equipo de Sands tuvo que trabajar intensivamente en la electrónica de la cruiser de la firma germana.
Además de la estética, que también es uno de los puntos fuertes de la moto que recibió tres meses y medio de trabajo, otra de las grandes diferencias de esta BMW R 18 Dragster con la R 18 estándar se encuentra en el tren delantero, que recibe componentes de los frenos de la S 1000 RR y la horquilla de la R NineT. Por su parte, el chasis y los guardabarros también son modificados respecto a la original, suprimiendo la suspensión trasera.
Otro de los puntos llamativos del proyecto de Roland Sands es la creación de dos versiones diferentes que equipan piezas distintas, la “Machined” y la “2-Tone Black.