A veces, las cosas no son lo que parecen a simple vista. Si nos ponemos frente a estas dos motos y damos un rápido vistazo sin detenernos, podemos pensar que se tratan de dos motos completamente diferentes. Y en parte, no nos faltará la razón, ya que estéticamente la Zontes G1-125 y la Zontes U1-125 son motos que no tienen nada que ver. Mientras que una está clarísimamente enfocada hacia un concepto scrambler neo retro, la otra apunta directamente a una mezcla de naked y trail. Sin embargo, si en lugar de dar una pasada rápida con nuestros ojos sobre ambas motos nos detenemos más y comenzamos a fijarnos en los detalles, el resultado será el opuesto.
Realmente, estas dos motos de 125 de la firma asiática son hermanas “casi gemelas”, ya que comparten la gran mayoría de sus componentes principales. Teniendo en cuenta esta inteligente jugada por parte de los responsables de Zontes, podemos hacer nuestra elección rápidamente siempre y cuando para nosotros lo más importante sea la apariencia. Aunque si queremos elegir bien, lo suyo es probarlas las dos, como hemos hecho en Moteo en este mano a mano entre mi compañero Diego y yo. El resultado tras la prueba es sencillo: hay mucho más en lo que fijarse en la Zontes G1-125 y la U1-125 además de en su aspecto.
Antes de profundizar, es muy interesante conocer el proceso que ha seguido Zontes para desarrollar su gama y así, poder comprender bien lo que tenemos entre manos cuando nos subimos a estas dos motos. Si bien Zontes es una marca que se caracteriza por hacer diseños agresivos y a la vez muy llamativos, también es cierto que la firma china se caracteriza por desarrollar una base y a partir de ella -con modificaciones más o menos profundas- crear diferentes modelos. Ese es precisamente el caso de su gama 125, compuesta por tres nombres propios: la U125, la G1-125 y la U1-125.
El motor roza la potencia máxima que puede tener para ser homologado con el carnet B/A1 y eso se nota en la autopista
En este caso, los diseñadores partieron de la base desarrollada para la primera de ellas, una naked de aspecto casi futurista con un enfoque claramente deportivo. Después, utilizando esa misma base y con el objetivo de abrir su gama a diferentes públicos, llegaron las dos últimas. Esos dos modelos, la G1-125 y la U1-125, son los que hemos podido probar en profundidad constatando que aunque tienen multitud de similitudes, también se notan diferencias sutiles entre ellas. Como se suele decir cuando se habla de las personas, en el fondo es mucho más lo que las une que lo que las diferencia, pero decir que son la misma moto con unas fibras diferentes sería faltar a la verdad.
Como unir es mucho mejor que separar, lo ideal es valorar primero lo que ambas motos comparten. En el centro de esa diana lo más justo es poner al motor monocilíndrico de 125 c.c. y que entrega 14,6 CV de potencia cuando el cuentarrevoluciones alcanza las 9.000 rev/min. Su funcionamiento es suave y, teniendo en cuenta las limitaciones propias de su categoría, no está nada mal. En la parte baja del cuentavueltas la entrega es moderada aunque suficiente, notándose su máxima alegría en la parte alta. Esta zona es la que debemos explotar para conseguir la mayor velocidad punta en ambas motos, que alcanzan los 120 km/h en condiciones ideales.
Para ello, hay que hacer los cambios de marcha cuando tocan hasta llegar a la quinta marcha. En ese momento, aparece una sexta quizás demasiado larga más pensada para dar un desahogo al motor en autopista que para seguir subiendo en el velocímetro. En cualquier caso, tanto la G1-125 como la U1-125 se desenvuelven bien tanto en ciudad como en carreteras convencionales y tramos razonables de autopista. Cabe destacar el funcionamiento del embrague antirrebote, que permite reducir sin que la moto dé tirones aunque nos precipitemos algo a la hora de hacerlo. En cuanto a la electrónica, ambas motos equipan dos modos de conducción: el ECO y el SPORT. En realidad, cambiar de uno a otro es prácticamente imperceptible, teniendo una respuesta ligerísimamente más contundente en la entrega de potencia el modo SPORT.
A la hora de valorar la gestión de la alimentación del motor aparece un nombre propio que merece ser destacado: BOSCH. La firma alemana ha sido la encargada de desarrollar la gestión electrónica de la inyección y su buen trabajo se nota, ya que el motor funciona de manera progresiva, sin tirones ni cortes bruscos que puedan ser incómodos. Además, ese factor seguramente también juegue a favor de una reducción del consumo de gasolina. Lamentablemente, aunque no es incómoda para nosotros a nivel físico gracias al mullido del asiento y a las estriberas con goma, aparece una vibración a altas revoluciones que en el caso de la Zontes G1-125 impide ver con claridad por los retrovisores. Seguramente, la posición de estos en los extremos del manillar sea la causante, ya que en su hermana no se aprecia este efecto.
Otra de las partes en común entre la Zontes G1-125 y la U1-125 es el chasis, un tubular de acero reforzado discreto que pasa inadvertido a la vista pero que mantiene el tipo. Tanto a baja velocidad cuando callejeamos con ellas como en carreteras reviradas y autopista, las dos motos mantienen la estabilidad sin perder nada de manejabilidad, siendo cómodas y fáciles de llevar aunque no se tenga apenas experiencia. Por su parte, las suspensiones tienen un tacto duro que permite hacer una conducción deportiva pero sin llegar a ser incómodas cuando pasamos por baches o los tan molestos resaltos y pasos de peatones elevados. Sería un gran punto a su favor que contasen con algo de regulación, pero teniendo en cuenta el precio de la moto, tanto la horquilla invertida como el amortiguador monoshock tienen un nivel más que aceptable.
Tanto los frenos como el bastidor y las suspensiones mantienen el tipo de manera satisfactoria, permitiendo un uso deportivo si se quiere
La última parte en común de la scrambler y la trail es el sistema de frenos, compuesto en el tren delantero por un disco de 300 milímetros de diámetro y una pinza de dos pistones de anclaje axial y en el trasero por un disco de 230 milímetros y una pinza monopistón. Mientras que las pinzas y discos son de la propia marca Zontes, el sistema ABS que equipan ambas es el BOSCH 9.1 M independiente para cada uno de los dos trenes. El resultado es que la frenada es buena sin ser intrusivo el ABS a excepción de en la tierra, donde actúa demasiado y hace que las frenadas se alarguen. Para gente con poca experiencia esto es algo positivo, ya que es difícil irse al suelo en una frenada por mal que esté el suelo. Sin embargo, para los que tengan algo “más de manos” y quieran divertirse fuera del asfalto puede ser molesto al no poder desconectarse.
Vistos estos puntos que unen a la G1-125 y a la U1-125, es el momento de ver lo que separa a las dos motos. Más allá de las obvias diferencias visuales de las formas de una y otra, hay determinados componentes que hacen que cada una tenga su propia personalidad. En la G1-125 destacan su faro frontal de LED y el depósito de gasolina, que es significativamente mayor que el de su hermana (20 litros frente a los 12 de la U1-125) y que dota de una personalidad neoretro a la moto que en nuestra opinión es todo un acierto. También es diferente el subchasis, que tiene un corte elegante y más continuo pero que eleva la altura del asiento hasta los 830 mm, 40 mm más que la trail. El manillar está más atrasado en la scrambler, lo que hace que la posición sea diferente y más erguida. Aunque las dos son cómodas y no fuerzan los brazos, para nuestro gusto lo es en mayor medida la Zontes G1-125. Así mismo, la distancia entre ejes es ligeramente inferior en el modelo trail, lo que ayuda a que sea algo más ágil.
El equipamiento y los componentes hacen que ambas motos destaquen por el precio que tienen
La última diferencia importante entre las dos motos la encontramos ya sumergiéndonos en el apartado del equipamiento. Si eres de los que buscan ir siempre a lo más tecnológico, el sistema Keyless que tiene la U1-125 puede hacer que te decantes por ella. Gracias a él, podemos poner en marcha la moto simplemente llevando el pequeño dispositivo en el bolsillo o incluso a modo de pulsera, para lo cual viene preparado. De esta manera, es suficiente con desbloquear la moto pulsando un botón para a continuación poder ponerla en marcha, abrir el asiento e incluso abrir la tapa del depósito de gasolina fácilmente mediante a los correspondientes botones de la piña derecha.
Esto es sólo la punta de lanza, ya que el equipamiento de las dos motos es sorprendente si tenemos en cuenta su precio –3.195 euros para la G1-125 y 3.295 euros para la U1-125– empezando por las defensas del motor y los topes anticaída que más de uno encontrará muy útiles sobre todo si tiene poca experiencia. Otros de sus detalles son las ópticas completas de LED, los botones retroiluminados de las piñas, los espejos de diseño metálico, las manetas regulables de embrague y freno o la toma USB.
Zontes G1-125 cedida por: Suzuki Center Madrid
Zontes U1-125 cedida por: Zontes España
Equipación 1: Casco GIVI 50.6 Stoccarda Follow / Chaqueta MITT
Equipación 2: Casco Scorpion Exo-3000 Air