Hay ecuaciones que son más sencillas que otras. En esta ocasión es realmente fácil saber qué se ha hecho mal y por qué se ha acabado en desastre. Una combinación de mala trazada, exceso de velocidad y torpeza que casi acaban en una desgracia.
Ya hemos visto en otras ocasiones que todo lo que nos rodea cuando vamos en moto es importante. Prestar atención a cada detalle es una manera de mantenernos lejos del desastre y es que hay muchas maneras de «liarla». Como vamos a ver en el vídeo no hace falta ir muy rápido (aunque sí más de lo que somos capaces de gestionar) para acabar poniendo nuestra vida en peligro de la manera más absurda. Cuando le des al play realmente vas a sorprenderte lo cerca que está el desastre completo, porque parcial lo hay y mucho…
Es posible que te preguntes ¿Qué ha pasado realmente para que todo acabe de esta manera? A priori no parece que ninguno de los dos protagonistas vayan haciendo locuras. Pues tienes toda la razón, no van haciendo locuras pero sí hacen unas cuantas cosas mal, especialmente el «colega» de blanco. Los dos van sin protección más lejos del casco y los guantes, una fea costumbre que tienen muchos y es que la ropa de moto no es únicamente para evitar el frío.
Pero volvamos al vídeo, porque la desgracia de este muchacho puede suponer una lección para el resto. ¿Cómo puede ser que con cuatro carriles, ningún coche, vía libre y a una velocidad moderada acabe organizando la que organiza? Muy sencillo, centra su mirada donde no quiere ir, así de sencillo. Cuando uno va a un curso siempre le dicen aquello de «donde mires vas a terminar yendo» y así es. Si en una situación así de fea en la que puede que nos entre el pánico en lugar de buscar el hueco para salir indemnes nos centramos en los coches que queremos evitar acabaremos chocando contra ellos. Es una gran faena, pero el cerebro funciona así y nosotros debemos poder controlarlo. Por suerte para él todo acabó en un susto, caro, pero susto. Un poco más y el desastre hubiera sido completo e irreversible.
