Hace algunos años, BMW decidió abrir su espacio y dar opciones a un nuevo público dentro de su gama. Acostumbrados a hacer motos de cilindradas altas, los responsables de la firma alemana supieron ver que el mercado de las motos contenidas tanto en potencias como en precios era demasiado suculento como para dejarlo pasar. De esta manera y con los usuarios del carnet A2 en el punto de mira nació la BMW G 310 R, una moto que tras varios años en las calles sigue manteniendo el tipo y que de cara a 2021 dará un salto adelante en cuanto a su equipamiento pero dejando prácticamente intacta la base de este modelo 2020, que seguirá estando presente los próximos meses en los concesionarios de la marca hasta que comiencen a llegar las primeras unidades de su sucesora.
Lo cierto es que esa base ha demostrado desenvolverse bastante bien, como hemos podido comprobar de primera mano tras pasar unos días con la BMW G 310 R llevándola de un entorno a otro y buscando sacarla de su “zona de confort”. El resultado podrás descubrirlo en las siguientes páginas, pero en resumidas cuentas, podemos decir que la pequeña de las naked BMW nos ha dejado una buena sensación y ganas de probar su evolución cuando llegue a España la versión 2021.
Aunque no seamos muy partidarios de juzgar un libro por su portada, es justo reconocer que lo primero que llama la atención al ponerse frente a la BMW G 310 R es su apariencia de moto “grande”. Tal vez influenciados por los ya típicos colores de la marca germana que tiene la unidad de pruebas, lo cierto es que cuando te acercas a ella la sensación que tienes no es la de estar ante una moto de 34 CV de potencia. Eso es sin duda una de las mejores armas que tiene esta naked destinada a los usuarios del carnet A2 que están comenzando a dar sus primeros pasos sobre dos ruedas. Sin embargo, después de usarla ese razonamiento puede empezar a tener lagunas, ya que si lo que queremos es una moto sencilla y resuelta para el día a día la G 310 R puede presentarse como una buena opción aunque tengamos mucha experiencia y llevemos años recorriendo las carreteras.
La G 310 R es una moto que puede ir muy bien tanto para novatos como para experimentados
Esa conclusión no llega de manera inmediata y surge después de ir sumando factores a la ecuación. Si los miramos de uno en uno, llegar a ese resultado es más difícil. Sin embargo, si vamos poniendo las cosas en la balanza de una en una, acabamos ante una moto que sin destacar especialmente en ningún apartado consigue un equilibrio que no siempre es fácil de encontrar, jugando eso a favor de conseguir una versatilidad que es quizás una de las cosas que más útil puede ser en una moto de este tipo.
Buena parte de esa versatilidad viene de la mano del motor monocilíndrico de 313 centímetros cúbicos, del cual se extraen los 34 CV y los 28 Nm de par. Es cierto que con esas cifras, pretender un rendimiento alto es como hacer trampas jugando al solitario. Pero siendo honestos, esos caballos son más que suficientes para usar la moto en el día a día y también para divertirse un poco en salidas de fin de semana. La entrega de potencia es buena en la parte baja del cuentarrevoluciones y mantiene el tipo según vamos subiendo hasta llegar a la zona del corte. Aunque no se note un empuje extra en esa zona, cuando lleguemos a ella en sexta marcha habremos superado con creces la velocidad legal en autopista. Y esa es una de las claves de la G 310 R, que se defiende muy bien en vías rápidas. La otra de las claves del motor monocilíndrico –al margen de su disposición invertida con la admisión por la parte delantera y el escape por la trasera- es que a baja velocidad y en el callejeo en ciudad lo mantiene al menos igual de bien. Desafortunadamente, a regímenes altos el motor genera algunas vibraciones que se notan en los espejos, cuya visibilidad se ve algo afectada aunque no llega a ser una situación incómoda en otras partes de la moto.
El comportamiento del motor es suave y progresivo, con una entrega de potencia correcta
Su funcionamiento es suave, al igual que el de la caja de cambios de seis velocidades, que permite ir engranando marchas de manera precisa tanto en subida como en bajada. Uno de los puntos que requiere un poco de atención en las salidas es el embrague, aunque cumple su función sin problemas. Circular por ciudad es sencillo y muy intuitivo, haciendo que la conducción sea cómoda y relajada, lo cual posiciona a la BMW G 310 R como una buena candidata si no eres muy fan de las scooters para el uso urbano.
Ahí entra en juego la parte ciclo de la moto, que también sigue ese concepto de manera satisfactoria. El chasis, un multitubular de acero sencillo pero efectivo, permite que la GS 310 R sea una moto muy fácil de llevar y sobre todo intuitiva. Es una moto que en manos de alguien con poca experiencia es noble y estable, pero a la vez precisa y ágil. Tanto cuando vamos por autopista como cuando nos dedicamos a callejear o incluso en una carretera convencional de curvas, su comportamiento es el esperado. En ese carácter afable influye también el basculante de aluminio, que sin llevarse la distancia entre ejes a una medida larga contribuye a este resultado.
Sin lugar a duda, hay otros dos elementos que son directamente responsables de que la moto sea agradable de conducir: las suspensiones y los neumáticos. En el tren delantero, la horquilla invertida de 41 milímetros de diámetro y cuyo aspecto exterior es como el de las suspensiones de competición gracias a su color dorado es algo blanda, sobre todo en la primera parte del recorrido. Esto tiene sus pros y sus contras, ya que mientras que provoca una respuesta algo mejorable si queremos hacer una conducción deportiva, ofrece una comodidad sensible a la hora de meternos en poblado y enfrentarnos a los tan molestos resaltos o incluso los baches. Si fuese regulable podríamos trabajar sobre ello, pero por el momento esa opción no está disponible en la pequeña roadster germana. Por el contrario, el amortiguador trasero sí puede ser regulado en precarga, aunque el tarado de serie es suficiente si no queremos ir “a por tiempos”. Por su parte, los neumáticos de la BMW G 310 R son fabricados por Michelin y tienen una respuesta muy positiva. Su medida es más propia de motos de mayor cilindrada, pero son desde luego un plus muy interesante.
Una de las partes que más nos ha gustado de la G 310 R es su parte ciclo, ligera y estable
Estando dominados por el sistema ABS, los frenos también mantienen el nivel que se podría esperar de ellos. Su mordida es efectiva y el tacto es bueno. La, única pega –resuelta en la versión 2021 que estamos esperando gracias a un sencillo regulador de posición- es que la posición de la maneta es demasiado alejada, siendo un problema para los usuarios con las manos pequeñas. De igual manera, aunque su altura del asiento no es excesiva, si medimos menos de 1,70 tendremos que estirarnos bien para llegar al suelo en los semáforos. Al margen de esos pequeños detalles, la posición de conducción de la moto es realmente cómoda gracias a su ergonomía y a la posición de las estriberas y el manillar.
Uno de los puntos que menos potenciado está en la versión 2020, y que tendrá solución en su sucesora, es su nivel de equipamiento. Aunque en la 2021 las ópticas sean full LED y el cuadro sea más moderno, en esta versión esos puntos hubiesen ayudado a hacerla más atractiva. Para suplirlos, queda claro que la G 310 R es una moto muy bien hecha y con un nivel de acabados propio de la marca de Baviera, que aportan un toque de calidad que junto a la estética y el resto de detalles que ya te hemos contado la convierten en una opción interesante por los algo más de 5.000 euros que cuesta.